El Ayuntamiento de Huesca ha sido galardonado con el Premio Aragón Medio Ambiente por la contribución al medio ambiente urbano gracias a su proyecto “Islas de biodiversidad: Control biológico por conservación como estrategia de naturalización urbana”.
El concejal de Medio Ambiente, Roberto Cacho, ha recogido esta mañana el Premio acompañado por varios trabajadores del Área. Estos galardones son concedidos por el Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón a través de su Dirección General de Cambio Climático y Educación Ambiental.
La técnico de Infraestructura Urbana del Ayuntamiento, Ana Pérez, ha agradecido el Premio porque “es una forma de dar valor a estas iniciativas pioneras. Al crear islas de biodiversidad en Huesca lo que hacemos es utilizar la vegetación espontánea que aparece en la ciudad para crear áreas refugio en las que albergar a todo tipo de fauna, entre ella los insectos que nos ayudan a controlar las plagas”.
En el año 2008 Huesca comienza de manera innovadora a probar el control biológico de plagas en el arbolado urbano. Es decir, se liberan insectos beneficiosos como larvas de mariquitas que ayudan a controlar plagas como el pulgón.
“Al usar este tipo de técnicas se evitan los productos químicos que destruyen y perjudican a otros habitantes del ecosistema urbano, por lo que se fomenta una ciudad más natural y saludable. Esta técnica se ha ido priorizando a lo largo de los años y ahora está totalmente implantada en la ciudad”, ha añadido la técnico.
Una vez entrado el otoño, los insectos beneficiosos presentes en los árboles durante la primavera y el verano no encuentran con facilidad un refugio donde completar su ciclo biológico. Por ello se crean las islas de biodiversidad, que son pequeños micro hábitats donde la fauna auxiliar pueda refugiarse. Las islas de biodiversidad se crean mediante la siembra de herbáceas de flor, especialmente seleccionadas por su riqueza en polen y néctar. Se siembran en forma de praderas en las zonas verdes y alcorques de arbolado en viario.
“Lejos de consistir en una ausencia de mantenimiento, el establecimiento de las islas de biodiversidad es complicado y muy técnico. Exige un cambio de mentalidad incluso de los propios jardineros, quienes llevan años luchando contra la vegetación espontánea urbana y ahora deben trabajar en su implantación y mantenimiento”, ha concluido Pérez.
Además del control de plagas, las islas de biodiversidad tienen otros beneficios como la regulación de temperaturas y escorrentías o la reducción de los contaminantes y del ruido.