Historia

Existe un texto, fechado el 17 de enero de 1861, en el que el Sr. Gobernador recomienda al Ayuntamiento de Huesca la construcción y establecimiento de una o dos bombas contra incendios "/teniendo en cuenta los graves perjuicios que se siguen a los dueños de propiedades urbanas y rústicas con los incendios que por desgracia ocurren con bastante frecuencia/". Estas bombas bien pudieron ser como las que se ofrecían en 1862 en un folleto barcelonés: la bomba Delpech, aspirante e impelente.

Habrá que esperar hasta 1866 para encontrar otro expediente, esta vez titulado así: "/Agosto 13, contiene los antecedentes relativos a la formacion de una compañía de bomberos y utiles de apagar incendios y reglamento aprobado por el Ilustrisimo Señor Gobernador Civil de esta ciudad/". A consecuencia del incendio del Casino de la Unión, la ciudad se ha dado cuenta de los escasos medios que tiene para sofocar los fuegos y, por ello, el Gobernador Civil exhorta al Ayuntamiento para que forme una compañía de bomberos, que le dé un reglamento y la provea de bombas y útiles. En ese mismo expediente, que contiene una relación de las comunicaciones entre el gobernador y el alcalde, se dispone, además, que el lugar de almacenamiento de enseres sea el edificio del Peso Viejo o Almodí (Coso Bajo, 88).

Anteriormente, el cuerpo de bomberos se había instalado, indebidamente, en un local de los bajos del ex-convento de San Francisco, que era propiedad del Estado. El expediente prevé, asimismo, una plantilla de 25 bomberos y un presupuesto con todo lo que considera necesario adquirirse. Hacia septiembre de ese año, ya se comunica la formación de la compañía, con veinticinco bomberos y un presupuesto de 30,150 reales para comprar materiales, (aconsejado el consistorio en esto por el ingeniero zaragozano Hermenegildo Gorría). Como jefes nombra al ingeniero industrial mecánico D. Nicolás Escuer (jefe 1º) y al arquitecto D. Hilarión Rubio (jefe 2º). La imprenta de M. Castanera dio a luz el Reglamento en 1866.

Cuando toma posesión el nuevo maestro de obras municipal, Mariano Blasco y Sánchez, figura como único jefe del cuerpo de bomberos, y hace un detallado estado de la cuestión del servicio: necesidad de lugar adecuado, de uniformes, de un médico, forma en la que realizar los avisos acústicos para no alarmar innecesariamente a la población, jornadas de trabajo, pagos... Las bombas adquiridas se estropearon en 1875, y hubo que repararlas: "/las bombas de Santo Domingo, de la Compañía y Matadero/". En 1879 se disuelve el cuerpo para poder reorganizarse mejor.

De 1879 tenemos una relación de los individuos que se presentan para inscribirse en el cuerpo de bomberos. Hay herreros, carpinteros, hojalateros, albañiles... casi todos saben leer y escribir, sus edades oscilan entre los 16 y los 42 años y, prácticamente, todos pertenecen al anterior cuerpo disuelto. También hay un nuevo reglamento y se incluye todo lo referente a incendios, en las ordenanzas municipales de ese año. Pero los problemas no se acaban...

En febrero de 1881, desde la dirección de construcciones civiles de la municipalidad, se dice al Alcalde: "/Haciéndose precisa y urgente la instrucción de la recién nombrada compañía de bomberos, es necesario establecer el correspondiente parque en un local que reúna las condiciones más indispensables de capacidad, tanto por la guarda y vigilancia de los utensilios, como para la instrucción, a fin de evitar que se repita el que las ratas u otros insectos destruyan las mangas, como ya ha empezado a suceder, y desaparezcan utensilios poco a poco, para venir a la reposición casi total de los efectos por falta del local donde se han custodiado/" y propone como local: "las casas pertenecientes al Excmo. Ayuntamiento de la calle de Ainsa" . Las quejas laborales se incluyen en la carta: "/varios de los individuos de la recién nombrada compañía de bomberos me están reclamando sus haberes debengados en los dos últimos siniestros, diciendo que el reglamento que les leyeron dice que el Excmo. Ayuntamiento ha de pagar a continuación/".

En 1890, ya reivindican sus derechos laborales en una carta en la que exponen lo siguiente: "/asistiendo por parejas todas las noches a las representaciones u otros espectáculos que se verifican en el teatro de esta ciudad, a cumplir con el servicio impuesto a esta compañía por V.I., cumpliendo indudablemente la ley que sobre teatros rige, y teniendo en cuenta que todos los individuos de la referida compañía de bomberos son industriales y por lo tanto, necesitan del trabajo para atender a sus necesidades, así como necesitan del descanso para atender a ese trabajo, teniendo que perder para ello parte del día siguiente al que presten el servicio; ruegan a V. I se digne asignarles la cantidad que crea conveniente para recompensarles la pérdida del trabajo que se les origina y el servicio que prestan/".

En el año 1895, había treinta y tres personas, jefes incluidos, y el inventario muestra un buena diversidad de herramientas pero el problema de la ubicación sigue pesando y hasta 1924 no se da orden de adaptar el antiguo edificio del Almodí (Coso Bajo, 88) para el uso de cuartel de bomberos, algo que no parece la solución definitiva puesto que en 1931, se encarga al arquitecto A. Uceda un proyecto del cual no hemos encontrado trazas posteriores.

El distintivo del cuerpo se aprobó en 1984 y, desde entonces, todo ha cambiado: los equipos y vehículos y las funciones del propio cuerpo de bomberos que no sólo se dedica a apagar fuegos. Siglo y medio de existencia da para mucho.

Huesca, 10 de junio de 2013

Texto: Mª Jesús Torreblanca, La archivera.

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