El casino fue promovido y regido por personajes notables de la sociedad oscense. Los miembros de su junta fueron, en su origen, hombres clave de Manuel Camo Nogués. De ellos, los de mayor edad se forjaron en la revolución de 1868. Su primer relevo preparó a la brillante generación que fue truncada por la guerra civil y de la que ha quedado como enseña el nombre de Ramón Acín.
Por ello, el diseño del Casino de Bonells Rexarch contemplaba la existencia de varios despachos y, por supuesto, de una biblioteca. Ésta era necesaria no solo para consulta de los socios, sino para asociarla a cualquiera de los proyectos pedagógicos que se ponían en marcha entre sus paredes.
Los estantes de la biblioteca del Casino se nutrían de compras y suscripciones, pero también de los propios libros de Camo, como indican las iniciales grabadas en sus lomos. Incluso la vitrina en la que se guardan ostenta en su remate la copa de Higía, símbolo de la que fuera la ocupación por antonomasia de la familia: la farmacia.
Despachos y biblioteca han conservado, además, los coloridos suelos originales de baldosa hidráulica, distintos para cada ambiente.
Ahora, visitando estas salas, imagínate sentado en esos cómodos sillones, escuchando música de fondo, oyendo los rumores de las conversaciones o de los juegos y con un libro en las manos en la tranquila biblioteca, mientras el aroma del café se extiende por todo el edificio. Como ya decíamos antes… confort, distinción y encanto.
* Fotografías cedidas por Vicente Lachén
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