La escalera

 


Si los peldaños de la escalera del Casino pudieran hablar, nos contarían secretos e historias, conversaciones perdidas de damas y caballeros, gritos de júbilo de momentos históricos, recuerdos que se han perdido con el paso del tiempo…

Todos ellos acompañados por las pinturas con motivos vegetales que se extienden buscando la luz de la vidriera con el escudo de la ciudad. Y, presidiendo la escalera, puedes ver el busto de Manuel Camo Nogués, que data de 1916 y es obra del escultor madrileño Julio Antonio. El pedestal fue realizado por el tallista José Larruy. Pero… ¿Quién fue Manuel Camo Nogués?

Camo Nogués no solo estaba al frente de la Sociedad del Círculo Oscense a principios del S.XX, también fue diputado por la provincia, alcalde de la ciudad, fundador del Diario de Huesca e interviniente en muchos de los grandes proyectos de la época. Aparece mencionado en la obra Luces de Bohemia de Valle Inclán.

Cuando Manuel Camo puso en marcha el proyecto del Casino, pensó que el edificio tenía que ser mucho más que una sede política. Quería crear un espacio novedoso, una mezcla entre un club privado del S.XIX y una casa de cultura. Por ello el edificio tenía despachos, salones de juego, un salón de actos, biblioteca y hasta de cocina. De esta forma, se podrían organizar  todo tipo de celebraciones y fiestas, conferencias, obras de teatro, conciertos, bailes o cursos. 

Tampoco faltaron las exposiciones. El artista oscense Ramón Acín promovió muchas de ellas, al igual que su maestro Félix Lafuente. Imagina cómo era de versátil el Casino que hasta hubo un “fardero”. Es decir, un trabajador encargado de trasladar sillas, pianos o billares para transformar los salones en lo que se precisara. 


Texto Diario de Huesca 23-II-1909. Del Carnaval. En el “Círculo oscense”

“A un tiempo se bailaba en el salón rojo y en el de billares, siendo brevísimos los descansos e incesante el ajetreo: una velada deliciosa. El ambigú se estableció en el salón grande y en el hall del piso superior. Pero como anoche era pequeño con ser tan grande el “Circulo Oscense”, muchos comensales tuvieron que esperar turno; el gentío era mayor de lo calculado….”
El Casino también tuvo siempre en cuenta al deporte. Además de la afición general al ciclismo, el edificio contó con una pista de tenis exterior y, en su interior, hubo clases de esgrima y hasta una improvisada pista de patinaje. 

Como ya hemos dicho antes, el proyecto no era barato. De hecho, el mayor problema que amenazó siempre al Círculo Oscense fue el dinero para su mantenimiento. Las ganancias que proporcionaba el juego contribuían a la brillantez del inmueble y sus actividades, pero cuando declinaban, arrastraban con ellas a la Sociedad Recreativa, que en múltiples ocasiones tuvo que hacer numerosos equilibrios en la cuerda floja.

Además, es muy importante resaltar que el Casino fue para las mujeres un espacio liberador que les permitió participar en conferencias, recitales, exposiciones o cursos. Incluso se sabe que quienes organizaron la fiesta de Reyes de 1917 fueron las integrantes de la Sociedad de Tenistas.

Fue el lugar adecuado para un nuevo modelo de mujer. En el Casino, codo con codo con los hombres, jugaban al tenis, organizaban conferencias y disfrutaban de la música al son del fox trot y el quick step. 

* Fotografías cedidas por Vicente Lachén

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