Más de 500 años de celebración
Busto de San Lorenzo.
La celebración de la fiesta de San Lorenzo tuvo inicialmente en Huesca, como resulta lógico, carácter sobre todo religioso. Tenía como hito principal la procesión general del día 10 de agosto. El busto de plata de san Lorenzo, que se lleva todavía hoy en dicha procesión, es una espléndida obra de orfebrería del siglo XVI, cuyo autor sigue siendo desconocido. En su parte inferior hay, también en plata, doce escenas de la vida y muerte del mártir, algunas de ellas inspiradas en grabados de Alberto Durero.
En los siglos XVI y XVII se celebraban, en torno al día del santo, una corrida de toros y una de las tres ferias comerciales de la ciudad. La corrida de toros, precedente de la actual Feria Taurina de San Lorenzo, tenía lugar en el Campo del Toro, un singular recinto cuadrangular que se levantaba, casualmente, en el mismo lugar donde está la actual Plaza de Toros. De la segunda mitad del siglo XVII son también las primeras noticias de dos de los principales protagonistas de las fiestas laurentinas: los Danzantes de San Lorenzo y la Comparsa de gigantes y cabezudos, cuya primera aparición data del año 1663.
Las fiestas de San Lorenzo comenzaron a tener una duración y unas características similares a las actuales en el siglo XIX. El primer cartel de las fiestas que se conserva es, así, del año 1893. A mediados del siglo XX nacieron, por último, las Peñas Recreativas Oscenses, que contribuyeron de forma decisiva a la popularización de las fiestas. Con ellas llegó el típico atuendo blanco y la pañoleta y el cinto verdes. De forma paralela, la albahaca se convirtió en uno de los símbolos principales del ciclo festivo. Y aparecieron las mairalesas, orgullosas representantes hoy de las Peñas y los diferentes barrios de la ciudad. En la época de la Transición, con los primeros ayuntamientos democráticos desde 1979, las fiestas de San Lorenzo adquirieron finalmente los rasgos que las caracterizan hoy, con una programación más diversa y accesible, que tiene como destinatarios por igual tanto a los oscenses como a quienes nos visitan.