Tras la actuación de los Danzantes sale de la basílica de San Lorenzo la procesión, encabezada por el tintinábulo y la umbela basilical. En ella participan el clero de la iglesia de San Lorenzo y los miembros de las cofradías del santo, las mairalesas y sus acompañantes y gran número de oscenses, que al igual que éstas van ataviados con trajes tradicionales o bien visten el inmaculado blanco y verde.
En la procesión se lleva el busto de plata de San Lorenzo, magnífica obra de orfebrería del siglo XVI, sobre una peana que se restauró en 2008. Tras el busto y su peana van, interpretando sus dances, los Danzantes de Huesca, acompañados por la Banda de Música de Huesca. Una gran multitud se aglomera a lo largo del recorrido para ver pasar, emocionados, el busto de san Lorenzo y el entrechocar de las espadas de los Danzantes.
En la plaza de la Catedral, las autoridades civiles y eclesiásticas se unen a la procesión. Esta encamina luego sus pasos hacia el Coso, la calle que sigue el trazado de las antiguas murallas, para terminar nuevamente en la basílica de San Lorenzo, donde se celebra una solemne misa presidida por el obispo de la ciudad.