En 1878, Dionisio Casañal y Zapatero pidió la separación del Cuerpo de Topógrafos para poder dedicarse a su actividad profesional como empresario. Comenzó con el levantamiento del plano de Zaragoza, al que seguirían otros, hasta llegar al de Huesca en 1891. Para acometer estos proyectos, que precisaban de numeroso personal, creó el Centro Geodésico-Topográfico, recogiendo, a lo largo de los años, numerosas distinciones tanto a título particular, como colectivo. Su labor gozó de reconocimiento, no solo en España, sino en el extranjero, siendo nombrado vicepresidente honorario dela Federacióny del Comité Central de Geómetras de Francia en 1878.
Este hombre, que para la realización del plano de Zaragoza había adquirido en Londres los mejores instrumentos con que equipar su oficina, es quien ofrece sus servicios en 1882 al ayuntamiento de Huesca, al que presenta, como credenciales, los planos, ya hechos, de Zaragoza y Pamplona, sometiéndolos a evaluación por los técnicos correspondientes. Esto va a ser una constante en su quehacer. Nunca dudó de la calidad de sus trabajos, que ofrecía con todo tipo de garantías. En Huesca, su ofrecimiento para realizar el plano urbano vino saludado de forma entusiasta por el Diario de Huesca, dirigido por Manuel Camo. Aunque en esta época no hay constancia de su filiación política, sí sabemos que en 1894 Dionisio Casañal se presentaría a elecciones de diputado provincial por el partido posibilista, el mismo que lideraba el dueño del periódico mencionado.
El topógrafo presentó al ayuntamiento de Huesca pruebas de su producción, regaló ejemplares de sus encargos anteriores y, nuevamente, se comprometió a someter sus planos a evaluación por parte de técnicos externos. En todo momento contó con el apoyo de la prensa.
Pese a reconocerse la importancia de dicho proyecto para Huesca, como herramienta imprescindible para su planeamiento, el coste de su realización, -32.500 pta de la época-, asustaba al municipio y le enfrentaba al gobierno civil, cuestión que hubo de resolverse en un pleito, narrado por el periódico local con tintes de sainete.
Por fin, en 1890, el Diario de Huesca pudo felicitar al consistorio por realizar el encargo del plano y por haber dado un gigantesco paso hacia el futuro. La ciudad contaría con su propio levantamiento topográfico. Sin embargo, este asunto tardaría en ser zanjado por el municipio. La cantidad excedía sus posibilidades y hubo de recurrirse a dividirla en plazos. Aun así, y aunque el gobierno municipal siempre reconoció la deuda, reconoció igualmente su incapacidad para saldarla, y hubo de arrastrarla en sus presupuestos hasta después de la muerte del topógrafo en 1913.
Foto: Dionisio Casañal y Zapatero (Zaragoza, 1846-1913)
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