Una de las cosas de las que más podemos presumir es de la excelsa pastelería y repostería que tenemos. De cómo creaciones de los establecimientos oscenses han traspasado las fronteras y son reconocidos en todo el país. Pero no podemos olvidar la gran tradición y la importancia histórica y social de nuestra repostería.
De hecho, en los siglos XI y XII quienes habitaban nuestro territorio celebraban sus fiestas, o un “trato” sellado con un contrato que se acompañaba de algunas viandas y dulces “neulas”, con una bebida “piment”, equivalente al “hipocrás”. Y si nos adelantamos más siglos, vemos como en 1676 se funda el “Gremio de Cereros y Confiteros” origen del gremio actual. Todas las pastelerías de la ciudad forman parte de la memoria histórica y emocional de sus habitantes, algunas de ellas durante varias generaciones e incluso una de las pastelerías actuales remonta su origen al 1737.
La tradición pastelera de la ciudad es por tanto indiscutible pero también su capacidad de reinvención y su creatividad. De Huesca son algunas creaciones ya tradicionales como el Pastel Ruso de la pastelería Ascaso o la Trenza de la pastelería Tolosana pero también reconocimientos nuevos como el obtenido por el joven maestro chocolatero Raúl Bernal que ha obtenido el premio al mejor bombón artesano de España en 2023 desde su establecimiento de Huesca, La Paca.
Tanta importancia tienen en la ciudad y la provincia que hasta se ha diseñado una ruta dulce para conocer las distintas especialidades.