¿Tienen los árboles de la ciudad que ser podados?
Desde un punto de vista de técnico, no es necesario, y puede ser inconveniente, podar los árboles de la ciudad. Un árbol sano, no debería ser podado. La poda es una agresión para el arbolado que produce lesiones en la corteza y en los tejidos internos, pudiendo producir el deterioro y muerte prematura de los ejemplares podados.
Cuando se poda un árbol urbano es para prevenir el riesgo de caída de ramas o para controlar el tamaño de árboles de gran porte cuya ubicación no permite su desarrollo completo.
¿Y las podas a pulgar o en cabeza de gato que tanto se observan en la ciudad?
Las podas “a pulgar”, que se observan en ciertos árboles, sólo deben utilizarse para controlar el crecimiento del arbolado que no dispone de espacio suficiente para desarrollar sus copas o sobre árboles que han sido tratados así a lo largo de los años y cuyas estructuras están tan dañadas que ya no pueden soportar peso (como los de la calle del Parque).
Esas podas drásticas suponen una agresión al árbol que le ocasiona heridas y pudriciones que a la larga pueden desembocar en fallos estructurales que pongan en riesgo a los peatones. En el arbolado urbano sólo deben ejecutarse podas por razones de riesgo estructural o interferencia con otros elementos urbanos.
¿Es preciso realizar podas anuales?
La poda anual de árboles de gran porte no es recomendable desde el punto de vista de la conservación del arbolado pues contribuye a debilitarlo y a incrementar los riesgos en relación con la posible caída de ramas. Tampoco es sostenible económicamente ya que sería necesario invertir demasiados recursos económicos.
Esta es una creencia habitual llegada de los cuidados de los árboles frutales de producción agrícola. A diferencia de los árboles urbanos, esos tienen una finalidad productiva y sus podas responden a esa finalidad.
Muchas veces nos encontramos que son necesarias unas frecuencias de poda muy elevadas en determinadas alineaciones de viario debidas a podas anteriores. La poda genera poda. Por eso es necesario evaluar técnicamente un árbol antes de alterarlo.
¿Qué hacer en caso de molestias?
En algunos casos hay ejemplares adultos de árboles de gran porte cuyas ramas están próximas a las fachadas, lo que provoca las quejas de los vecinos y vecinas.
Básicamente existen dos tipologías de quejas:
- Aquellas que se basan en la invasión de ramas sobrevolando tejados; en distancias de las mismas inferiores a 1 metro a fachadas; en proximidad a tendidos eléctricos o en ocultación de señales de tráfico. En estos casos siempre se procede a la poda del arbolado.
- Aquellas en que se argumenta la valoración estética del arbolado, la ocultación de vistas a larga distancia, la presencia de semillas, pájaros o insectos. En estos casos, no se considera justificada la poda, ni la retirada del árbol dado que prevalecen las ventajas que nos proporciona arbolado y su inestimable valor para mejorar la calidad de vida en la ciudad.
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