Edad Moderna

Universidad e imprenta

 

Síntesis

 

Siglo XVI. Etapa de crecimiento demográfico en la ciudad, que contempla la consolidación de la Universidad de Huesca, pero también el nacimiento, en 1583, de la Universidad de Zaragoza, a cuya fundación los oscenses se opusieron sin éxito. En 1515 se termina la catedral y en 1520-34 Damián Forment esculpe en alabastro su retablo mayor. En 1526, los musulmanes oscenses se convierten, de manera obligada, al cristianismo. De mediados de siglo son el busto de plata de San Lorenzo y la ermita de San Jorge. La diócesis medieval de Huesca-Jaca es desmembrada en tres obispados (Huesca, Jaca y Barbastro). En 1575 la imprenta llega a la ciudad. A fines del siglo XVI nace el escudo actual de Huesca, con el jinete lancero, el lema VV Osca y la muesca.

Siglo XVII. Época de crisis poblacional, con la peste de 1651-52 como última gran epidemia catastrófica sufrida por Huesca en su historia. En 1610 fueron expulsados los moriscos oscenses, a pesar de llevar ochenta años siendo cristianos. Se fundan nueve conventos ―cinco masculinos y cuatro femeninos―, que se suman a los siete ya existentes en 1600. Es un periodo de gran brillantez cultural, en el que destacan Vincencio Juan de Lastanosa, mecenas de Baltasar Gracián, y Francisco de Artiga. De este siglo son algunos de los monumentos más importantes de la ciudad: iglesias de San Lorenzo y Santo Domingo, fachada del Ayuntamiento, capillas en la catedral del Santo Cristo de los Milagros y de los Lastanosa, edificio octogonal de la Universidad y presa de Arguis.

Siglo XVIII. Esta centuria, una vez superadas las graves consecuencias de la Guerra de Sucesión, fue un periodo de crecimiento de la población, que alcanzó de nuevo, 500 años después, el nivel de fines del siglo XIII: unos 8.000 habitantes. La Guerra de Sucesión, que se prolongó en Huesca entre 1705 y 1711, constituye un punto de inflexión decisivo. El antiguo concejo fue suprimido por el rey y sustituido por un ayuntamiento formado por un corregidor, por lo general militar, y doce regidores oscenses de cargo vitalicio. A partir de ahora habrá tropas acuarteladas en la ciudad e impuestos más severos. La Universidad de Huesca vive un periodo brillante: cientos de estudiantes catalanes acuden a ella, al haber sido cerradas por el monarca las Universidades de Cataluña, y se encarga un conjunto de pinturas muy notables, incluidas dos de Goya, para su Teatro o Paraninfo. En el siglo XVIII, además de la conclusión del edificio de la Universidad, la decoración de la iglesia de Santo Domingo y la remodelación de iglesias medievales como Salas, se construye la iglesia de San Vicente (la Compañía).

 

Cronología


Siglos XV-XIX. Huesca, ciudad sin rey. Los monarcas no la visitan durante estos siglos. Ello demuestra la pérdida de peso que la unión de Castilla y Aragón supuso para las tierras aragonesas y la propia Huesca. Los Reyes Católicos no estuvieron en la ciudad. Y lo mismo ocurrió con los reyes de la Casa de Austria y Borbón hasta Alfonso XII, en 1882. Las supuestas visitas de Felipe IV en el siglo XVII, para conocer el museo de Lastanosa, han resultado ser falsas.

1497-1515. Terminación de la catedral durante el largo obispado de Juan de Aragón y Navarra, un obispo de sangre real (hijo ilegítimo del príncipe de Viana y sobrino de Fernando el Católico). La nave central y el crucero se cubren con bóvedas de piedra, tras aumentar su altura ―hasta entonces la catedral tenía techumbre de madera―. Se construye también el cuerpo superior de la fachada, en un gótico más ornamentado.

1520-1534. El escultor valenciano Damián Forment esculpe, junto con su taller, el retablo mayor de la catedral. La estructura del retablo es todavía gótica, mientras que las escenas principales son ya plenamente renacentistas. En ellas está representada la Pasión de Cristo, ya que el titular de la catedral es Jesús Nazareno. El alabastro del retablo procedía de Gelsa, a orillas del Ebro.

Siglo XVI. Consolidación definitiva de la Universidad de Huesca: logra una sede permanente (acuerdo de 1513 para que la Universidad se instale en el antiguo palacio real, donde permanecerá hasta su cierre en 1845); fundación de sus primeros colegios, entre los que destacan los de Santiago y San Vicente; llegada de la imprenta en 1575, traída por la propia Universidad.

1526. Conversión obligada de los musulmanes de Huesca (los mudéjares), que serán conocidos, tras su bautismo, como moriscos o cristianos nuevos. Con ello dejó de haber mezquitas en la ciudad, después de ocho siglos. En las décadas siguientes la Inquisición perseguirá a las principales familias de moriscos oscenses.

Primera mitad del siglo XVI. Busto de plata de San Lorenzo, la imagen más conocida del patrón de Huesca. La mañana del 10 de agosto, día de San Lorenzo, es llevado en procesión por las calles de la ciudad, acompañado por los Danzantes. El busto está formado por dos partes: la imagen del santo y una peana con escenas de su vida y martirio. Algunas de estas escenas están inspiradas en grabados de principios del siglo XVI ―de Alberto Durero, por ejemplo, de 1512―. El autor de la peana, según noticias descubiertas por Carmen Morte y María Esquiroz, fue el platero Pelegrín Tapias, poco antes de 1541.

1554. Construcción por Domingo Almazor de la actual ermita de San Jorge, en el cerro de igual nombre (en él existía ya una iglesia de San Jorge, al menos desde el siglo XIII). Al excavar los cimientos aparecieron fósiles de mamíferos extinguidos, que fueron interpretados como pertenecientes a gigantes.

Siglo XVI. Tiempo de bandidos y brujas. El concejo oscense, que tenía un verdugo a sueldo, ajusticia a unos y otras.

1564-1565. Una terrible peste afecta a la ciudad. Las graves perdidas demográficas no impiden, sin embargo, que prosiga la tendencia alcista de la población, común a todo el siglo XVI.

1571. Nacen, durante el reinado de Felipe II, los obispados de Huesca, Jaca y Barbastro, desgajados de la antigua diócesis de Huesca-Jaca. La desmembración del obispado fue vista en la ciudad como un duro revés.

1575. Llegada de la imprenta, gracias a la Universidad. El primer impresor establecido en la ciudad fue Juan Pérez de Valdivielso, natural de la localidad altoaragonesa de Lanaja. La Universidad mantendrá, hasta su desaparición en el siglo XIX, una imprenta permanente en Huesca.

1576. Primer libro impreso en la ciudad. Son unos Comentarios en latín a la lógica y la dialéctica de Aristóteles, cuyo autor fue el bilbilitano Juan Gascón, profesor de la Facultad de Artes de la Universidad.

1583. Fundación de la Universidad de Zaragoza por Pedro Cerbuna. Huesca se opondrá sin éxito a dicha fundación ante el rey Felipe II y las Cortes de Monzón (1585) y Tarazona (1592), alegando que ello contravenía el privilegio otorgado en 1354 a la Universidad oscense por el rey Pedro IV el Ceremonioso, que estipulaba que Huesca debía ser la única Universidad de Aragón.

1587-1594. Creación del escudo actual de la ciudad, que sustituyó al nacido en el siglo XIII. Lo forman tres elementos: un jinete lancero y el lema del municipio romano (Urbs Victrix Osca ―Huesca, Ciudad Vencedora―), abreviado como VV Osca, tal y como aparecían en las monedas que la ciudad acuñó con los emperadores Augusto, Tiberio y Calígula; y la muesca, la pequeña figura geométrica terminada en dos puntas que ya formaba parte del escudo medieval.

Siglos XVI-XVIII. Bandera de Huesca. El estandarte del Ángel Custodio era, en estos siglos, uno de los símbolos principales de la ciudad. La bandera actual, en la que figura la cruz en aspa de San Andrés de color rojo, fue un emblema traído a España desde Borgoña por la casa de Austria. En Huesca era al principio una bandera de guerra, con la que los oscenses, encuadrados en compañías de infantería, participaron en los conflictos bélicos de la monarquía. Más tarde amplió su significado ―desde fines del siglo XVIII era llevada, por ejemplo, en la procesión de San Jorge―, hasta convertirse en la bandera de Huesca. La cruz roja de San Andrés, que originalmente fue el emblema de la España de los Austrias, figura también, entre otras, en la bandera del estado de Florida (Estados Unidos), las de las ciudades de Vitoria, Logroño o Barbastro y en los estandartes y aviones del ejército español.

1596. El obispo Diego de Monreal otorga 40 días de indulgencias a quienes llamen plaza de San Lorenzo a la plaza de la Alquibla y calle de San Martín a la calle de los Moros o de la Morería. Se pretendía borrar del paisaje urbano toda huella del pasado musulmán de la ciudad.

1577-1612. Importantes obras en las Casas de la Ciudad, que dan al Ayuntamiento su aspecto actual. Se construyen los arcos del patio y la escalera monumental (1577-1578); el antiguo salón de plenos; y la fachada de ladrillo, con dos torres en los extremos y galería de columnas con alero de madera (1610-1612).

Siglos XVI-XVIII. El patrimonio histórico de carácter municipal del Ayuntamiento de Huesca no tiene parangón en Aragón. Sus piezas más importantes, además del propio edificio de las Casas de la Ciudad, son la campana Juana Paciencia (1576); el sitial o consistorio del justicia de Huesca (1578); el archivo de la ciudad (1592); los retratos de cuatro de los primeros reyes de Aragón ―Sancho Ramírez y sus hijos Pedro I, Alfonso I el Batallador y Ramiro II el Monje― (1626); la mesa de las águilas (1655); las juratorias de plata (1657); el arca de los oficios (1668); y las mazas de plata (1797 y 1875).

1607-1624. Construcción de la iglesia de San Lorenzo, patrón de Huesca. Con anterioridad hubo en el mismo lugar otras dos iglesias dedicadas a San Lorenzo, conservándose de la gótica el atrio de entrada. La fachada es posterior, de fines del siglo XVII y comienzos del XVIII.

1609. Grandes fiestas al llegar de la ciudad francesa de Auch, mientras se construía la nueva iglesia de San Lorenzo, reliquias de San Orencio, a quien las tradiciones oscenses hacían hermano gemelo del patrón de Huesca.

1610. Expulsión de los moriscos oscenses. Fueron expulsados, como en el resto de España, a pesar de ser cristianos desde su conversión forzosa en 1526. En 1612 se publicó en Huesca un libro que defendía tan terrible medida, titulado Expulsión justificada de los moriscos españoles.

1614-15. El hambre provocada por una sequía y las epidemias causan una elevada mortandad en la ciudad.

1619. Se imprime la primera historia de Huesca: Fundación, excelencias, grandezas y cosas memorables de la antiquísima ciudad de Huesca. Su autor es el oscense Francisco Diego de Aínsa, que publicó también el relato de las fiestas celebradas a la llegada de las reliquias de San Orencio y el Ceremonial de la ciudad.

1624. Cierra sus puertas el burdel municipal (la Casa del Público), que llevaba funcionando casi un siglo. Estaba situado en la entrada principal de la ciudad, la de Zaragoza. En las décadas siguientes se fundarán en esta zona dos conventos de carmelitas descalzos, uno masculino y otro femenino.

Siglo XVII. Huesca, ciudad conventual. En 1600 la ciudad contaba con siete conventos: hospitalarios, franciscanos, dominicos, carmelitas calzados, mercedarios, agustinos calzados y uno femenino de monjas franciscanas (Santa Clara). En el siglo XVII se fundaron otros nueve: capuchinos, jesuitas, cistercienses, agustinos descalzos, carmelitas descalzos y cuatro conventos de monjas (dos de carmelitas calzadas, uno de carmelitas descalzas y otro de capuchinas). El clero oscense, tanto regular como secular, llegó a sumar unas 500 personas ―aproximadamente el 10% de la población de la ciudad―.

Década de los 30. La Universidad construye su Teatro o Paraninfo, aprovechando los gruesos muros románicos del antiguo palacio real. Este Teatro, en el que se llevaban a cabo los actos más solemnes de la vida universitaria oscense, es el actual Salón del Trono del Museo de Huesca.

1607-1681. Vincencio Juan de Lastanosa, coleccionista y mecenas. Reunió en torno suyo un amplio círculo de escritores y artistas, entre los que sobresale Baltasar Gracián, que publicó en Huesca varias de sus obras gracias a su mecenazgo. Su biblioteca y museo fueron uno de los ejemplos españoles más destacados del fenómeno europeo de los Gabinetes de Curiosidades o Cámaras de Maravillas. En los jardines lastanosinos había un gran estanque navegable y un laberinto vegetal. Su capilla y cripta-panteón de la catedral constituyen, finalmente, uno de los conjuntos de arte barroco más importantes de Aragón.

1636-1639 y 1646-1650. Estancias en Huesca de Baltasar Gracián. Residió en el Colegio de los jesuitas en el Coso, enfrente del palacio de Lastanosa. Gracián publicó en la ciudad las siguientes obras: El Héroe (1637), El Discreto y El Político (ambas en 1646), Oráculo manual y arte de prudencia (1647) y Agudeza y arte de ingenio (en 1648 y 1649). En 1653 apareció con pie de imprenta de Huesca, aunque al parecer el libro se imprimió en Zaragoza, la segunda parte de El Criticón, con un capítulo dedicado a “Los prodigios de Salastano” (anagrama de Lastanosa).

1651-52. Una epidemia de peste mata a 1.400 personas, una cuarta parte de la población de la ciudad. En las excavaciones realizadas en la iglesia de Santa María in Foris se descubrieron más de 700 esqueletos enterrados en cal viva, pertenecientes a víctimas de esta peste. Es la última epidemia de carácter catastrófico que Huesca sufrió a lo largo de su historia.

Siglo XVII. Construcción y decoración de la sacristía de la iglesia de San Lorenzo. Destacan en ella los dos doce lienzos sobre la vida y el martirio de San Lorenzo, obra de Antonio Bisquert, y las pinturas murales de su bóveda.

1663. Creación, por parte del concejo, de la comparsa de gigantes y cabezudos, que cumplirá en 2013 trescientos cincuenta años de historia.

Siglos XVII-XVIII. Primeras menciones de los Danzantes, uno de los elementos más característicos de las fiestas que Huesca celebra del 9 al 15 de agosto en honor de su patrón San Lorenzo. En el siglo XVII, las autoridades municipales miraban todavía con recelo los “bailes” de los labradores en las fiestas de la ciudad (noticias de 1663 y 1686). En el siglo siguiente, sin embargo, los labradores participan ya plenamente, con danzas de espadas, en las grandes festividades oscenses (proclamación de los reyes Fernando VI en 1746 y Carlos IV en 1789). A finales del siglo XVIII están documentados, por primera vez, su participación en la procesión de San Lorenzo y el nombre Danzantes de San Lorenzo.

1645-1711. Francisco de Artiga. Es el autor de dos proyectos fundamentales para Huesca: el pantano de Arguis y el edificio octogonal de la Universidad (actual Museo). Artiga fue, además, pintor y grabador y escribió sobre las más diversas materias. La mayoría de sus obras quedaron manuscritas y han desaparecido. Publicó solo tres: Espejo astronómico, del que no se conservan ejemplares; un breve tratado sobre el gran cometa de 1680; y el Epítome de la elocuencia española, un manual de retórica en verso que tuvo un considerable éxito en la España del siglo XVIII.

1686-87. Comienzo de la construcción, en la cabecera del río Isuela, del pantano de Arguis, según proyecto de Francisco de Artiga. El pantano, finalizado en el siglo XVIII, es la obra cumbre de los regadíos del Isuela, de los que forman parte los azudes de Igriés (siglo XIV), Nueno (XV) y Arascués (XVI), la acequia mayor, las albercas de Cortés o Mayor y de Loreto (hacia 1500) y los trasvases de la Barza (1585) y Bonés (1657). La presa de Arguis fue recrecida en los años 20 del siglo XX.

1687-1695. Construcción de la iglesia de Santo Domingo, la tercera que los dominicos tuvieron en Huesca (las anteriores eran de los siglos XIII y XIV). En las décadas siguientes la iglesia fue decorada con un fabuloso conjunto de pintura y escultura barrocas (la capilla del Santo Rosario, una de las más destacadas, lleva fecha de 1744).

1690. Comienzo de la construcción del edificio octogonal diseñado por Francisco de Artiga como nueva sede de la Universidad. En la segunda década del siglo XVIII, tras la Guerra de Sucesión, se terminó la fachada y se construyó la capilla universitaria.

1705-1711. Guerra de Sucesión en Huesca. Es un punto de inflexión decisivo en la historia de la ciudad. En apenas cinco años los oscenses cambian cuatro veces de rey (Felipe V, el primer rey Borbón, y Carlos III de Austria). Felipe V abolió tras su victoria los fueros de Aragón y las instituciones aragonesas (Cortes, Justicia y Diputación). El rey suprimió también el antiguo concejo oscense, nacido en la Edad Media, que estaba presidido por el justicia de Huesca y el prior de jurados (cargos que se renovaban anualmente), y lo sustituyó por un ayuntamiento similar a los castellanos, a cuyo frente estaban un corregidor, por lo general militar, y doce regidores oscenses fieles a los Borbones, cuyo cargo era ahora vitalicio. Tras la guerra nace una nueva Huesca, en la que se acuartelan tropas de forma regular en cuarteles permanentes y se recaudan impuestos más severos.

1732-1746. Construcción por los jesuitas en el Coso de la iglesia de San Vicente, conocida también como la Compañía. En este lugar, donde las tradiciones oscenses sitúan el nacimiento de San Vicente, segundo patrón de Huesca, existió con anterioridad una iglesia medieval, llamada San Vicente el Bajo o del Sepulcro por haber pertenecido a la orden del Santo Sepulcro hasta que pasó a los jesuitas a comienzos del siglo XVII.

1767. Apenas veinte años después de terminar su nueva iglesia de San Vicente, los jesuitas fueran expulsados de España. La iglesia y el colegio oscenses fueron ocupados por frailes agustinos. Tras la Desamortización, el colegio se convirtió en cuartel y más tarde fue derribado, construyéndose en su lugar los actuales edificios de Correos y de los Juzgados y la calle Moya, que comunica el Coso Alto con la plaza López Allué. En 1878 los jesuitas volvieron a Huesca y recuperaron la iglesia de San Vicente, donde continúan hoy.

Siglos XVI-XVIII. Plazas de Huesca. La plaza más importante de la ciudad era la de la Alquibla (llamada de San Lorenzo desde fines del siglo XVI). Se abría entre la puerta de la Alquibla ―al final de la calle Ramiro el Monje o Correría― y la iglesia de San Lorenzo. En el siglo XIX desapareció como tal plaza, al regularizarse el trazado del Coso Bajo. En estos siglos nació también la plaza Nueva (actual de Lizana), al derribarse varias casas. Y alcanzó su configuración definitiva la plaza de la Catedral, en la que se encuentran la sede del concejo y el obispado. La plaza de la Universidad, finalmente, albergaba, además de la sede de la Universidad de Huesca, el Seminario diocesano y el hospital de la ciudad (Hospital de Nuestra Señora de la Esperanza).

Siglo XVIII. Tras el cierre por Felipe V, al terminar la Guerra de Sucesión, de todas las Universidades de Cataluña salvo Cervera, cientos de catalanes cursan estudios en la Universidad de Huesca durante más de un siglo, sobre todo de Derecho Civil y Medicina.

1768-1819. La Universidad de Huesca decora su Teatro o Paraninfo, construido en el siglo XVII, con un magnífico conjunto de pinturas, entre las que destacan dos retratos pintados por Francisco de Goya (los de Antonio Veyán y José Cistué), el mejor retrato conservado del Conde de Aranda ―obra de Ramón Bayeu― y una alegoría del general romano Quinto Sertorio como fundador de la Universidad de Huesca, de Juan Andrés Merklein.

1792-1797. El fraile capuchino Ramón Pérez Ubico, más conocido como padre Huesca, publica los tomos V a VII del Teatro histórico de las iglesias del reino de Aragón. Dichos tomos son, junto a la historia de Huesca de Francisco Diego de Aínsa (1619) y el Ceremonial de la catedral del canónigo Vicente Novella (1786), una obra de especial importancia para el conocimiento de la historia de la ciudad. Tras su muerte en 1813, el padre Huesca fue enterrado en los claustros románicos de San Pedro el Viejo, donde se conserva su inscripción funeraria.

Texto: Carlos Garcés Manau. Historiador.

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