Autor: José Azpeitia Ureña
Localización: Los Danzantes, Huesca, España
Emplazamiento: Isleta ajardinada en la confluencia de la Avenida de los Danzantes con la calle de Lanuza, la travesía de Ballesteros y la ronda de Salas.
Colaboradores: Pablo Luis Maza (asesoramiento sobre la indumentaria y la postura de la figura); Fundición Eduardo Capa (fundido en bronce de la escultura); Servicios Técnicos Municipales (redacción del proyecto de u
Materiales: Bronce (escultura) Hormigón (basamento inferior y pedestal) Piedra (placa)
Dimensiones (altura/anchura/profundidad): Basamento inferior: 0’85 x 4’57 x 4’94 m. Pedestal: 1’53 x 0’60 x 0’60 m. Escultura: 2’30 x 1’10 x 1 m.
Cronología: 7 de junio de 1990 (firma del contrato entre el escultor José Azpeitia Ureña y el alcalde Enrique Sánchez Carrasco) Julio-diciembre de 1990 (modelado de la escultura) primeros meses de 1991 (vaciado en bronce de la escultura) Marzo-abril de 1991 (creación del basamento inferior y el pedestal) 23 de abril de 1991 (inauguración del monumento).
Promotor: Ayuntamiento de Huesca
Propietario: Ayuntamiento de Huesca
Inscripciones: En la cara delantera de la base de bronce de la escultura, en su zona derecha: AZPEITIA / 90. En la cara lateral derecha de la base de bronce de la escultura, en su zona izquierda: CAPA. En una placa de piedra colocada en la cara frontal del basamento inferior: HUESCA / A / LOS DANZANTES / 23-IV-1991.
Biografía del representado: La figura del Danzante está entrañablemente unida a Huesca desde hace varios cientos de años, por lo menos desde mediados del siglo XVIII. De hecho, forma parte de su idiosincrasia más profunda al igual que la devoción y afecto a su patrón, San Lorenzo, tan íntimamente ligado a los propios Danzantes de la ciudad, que le dedican sus típicos dances el 10 de agosto de cada año, día de su festividad. De hecho, los Danzantes y sus dances constituyen una tradición básica de las Fiestas de San Lorenzo, son el alma y el corazón de Huesca. Tradicionalmente, los Danzantes de Huesca eran de origen labriego, aunque desde 1933 se incorporaron también hombres de otras profesiones. Además de los Danzantes propiamente dichos, que son siempre 24 en total y que forman seis cuadros de baile, existen otras tres figuras destacadas que participan en los dances: el “mayoral”, que dirige los bailes y que es el danzante con mayor antigüedad; el “portador” del palo de las cintas, que se encarga de sostener el palo durante la ejecución del dance de “las cintas”; y el “rapatán”, que porta el palo de la albahaca. También existe un mayoral 2º, que siempre es danzante en activo, para poder sustituir al mayoral en caso necesario. De esta manera, la Agrupación de Danzantes de Huesca nunca puede superar los 27 componentes. En la actualidad existen cinco dances distintos que los Danzantes ofrecen a San Lorenzo a las 8:30 de la mañana del 10 de agosto de cada año ante su basílica oscense: el dance de “las espadas”, el de “los palos viejos”, el de “los palos nuevos”, el dance de “las cintas” y el del “degollau”. Estos dances van siempre acompañados de su propia música, interpretada en la actualidad por la Banda de Música de Huesca. Los Danzantes también bailan durante la procesión de San Lorenzo del mismo día 10 de agosto, durante la Fiesta del Comercio del 11 de agosto y finalmente durante la Ofrenda de Flores y Frutos a San Lorenzo del día 15 de agosto, que constituye uno de los actos finales de las fiestas dedicadas al patrón de Huesca.
Crónica: El primer intento de dedicar un monumento a los Danzantes de Huesca se debió a la primera corporación municipal democrática (1979-1983), que inició conversaciones con la escultora Blanca Merchán que no llegaron a fructificar. La idea la retomó la siguiente corporación, presidida por Enrique Sánchez Carrasco, que el 13 de septiembre de 1984 acordó dedicar a los danzantes una calle y un monumento. La calle elegida fue la Ronda Sureste, que pasó a denominarse como Avenida de los Danzantes. Sólo dos días después, el alcalde se comprometió a que el monumento incluyera alguna alusión al patrón de Huesca, San Lorenzo, tan estrechamente ligado a los Danzantes. Cuatro meses más tarde, el 14 de enero de 1985, la Comisión Permanente del Ayuntamiento aprobó la convocatoria de un concurso para su realización, cuyas bases debían ser redactadas por la Comisión de Cultura, que ya las tenía ultimadas en diciembre de 1985. Tras su aprobación, dichas bases se dieron a conocer en el Boletín Oficial de la Provincia del 16 de enero de 1986, estableciéndose que el concurso sería de alcance regional, debiendo presentar los artistas interesados un boceto de su propuesta. El ganador recibiría un premio de 700.000 pesetas y en el plazo de tres meses desde la publicación del fallo debería realizar un modelo de madera o escayola a tamaño real de la escultura, que se fundiría en bronce y que debería ser de 1’60 metros de altura y de corte “realista anecdótico”. Paradójicamente, dicho concurso quedó desierto y el proyecto paralizado. El Ayuntamiento retomó la iniciativa a principios de 1990 por impulso del concejal José María Escriche, que pidió boceto y presupuesto al escultor madrileño afincado en Valencia José Azpeitia Ureña. Éste presentó un boceto a escala reducida y ofreció hacer la escultura, que sería de bronce y de dos metros de pies a cabeza, por cuatro millones de pesetas. Dicho presupuesto fue aprobado por la Comisión de Gobierno el 14 de mayo de 1990, por lo que poco después, el 7 de junio, se rubricó el contrato para la realización de la pieza entre el escultor y el alcalde Enrique Sánchez Carrasco. Azpeitia modeló la escultura a tamaño real en Valencia durante los seis últimos meses de 1990, contando con el asesoramiento, en cuanto a la indumentaria y la postura de la figura, de Pablo Luis Maza, destacado coreógrafo y bailador de jota oscense afincado en Valencia. La escultura fue posteriormente vaciada en bronce en la Fundición Eduardo Capa de Madrid. Una vez trasladada a Huesca, se instaló en la Avenida de los Danzantes tras la urbanización del entorno y la creación del basamento inferior y el pedestal, labores que acometió la empresa Construcciones Agustín Barón, según proyecto de los Servicios Técnicos Municipales, entre mediados de marzo y el 20 de abril de 1991, por 1.825.588 pesetas. Finalmente, el monumento fue inaugurado el 23 de abril de 1991, Festividad de San Jorge, patrón de Aragón, por parte del alcalde Enrique Sánchez Carrasco y el mayoral de los Danzantes, Victorino Solanes, durante un emotivo acto que contó con la presencia de numerosos oscenses y que se cerró con la intervención de los propios Danzantes, que de manera excepcional ejecutaron su dances fuera de las Fiestas de San Lorenzo.
Comentario: El Monumento a los Danzantes se compone de tres elementos: el basamento inferior, el pedestal y la escultura. El basamento es una composición aparentemente abstracta, hecha en hormigón, conformada por un núcleo central del que parten distintas ramificaciones. Sin embargo, no es otra cosa que una original alusión al patrón de Huesca, ya que es la recreación volumétrica del trazado urbano de la plaza de San Lorenzo de Huesca y las calles que parten de ella. Por su parte, el pedestal es un bloque prismático de gran pureza de líneas y proporciones muy estilizadas, realizado también en hormigón, que surge del basamento inferior. La escultura propiamente dicha, de carácter figurativo y realizada en bronce, muestra a un Danzante ataviado con su traje típico en plena ejecución del dance de “las espadas”, de ahí que porte un sable en la mano derecha y una larga daga en la izquierda. Concretamente, la figura se dispone en pleno movimiento, con su pierna izquierda flexionada, la derecha dispuesta hacia atrás y el brazo derecho estirado, preparado para golpear su espada con la de otro danzante. La indumentaria que porta la escultura, el traje típico de Danzante, es muy fiel a la realidad y se caracteriza por su detallismo. Se compone de pantalón por debajo de la rodilla, camisa de manga larga y medias blancas, todo ello acompañado de zapatillas de labrador, faja, manteleta, banda y pañuelo anudado a la cabeza. Con el fin de ser fiel a la realidad, Azpeitia representó las medias con la textura propia del ganchillo y sus adornos, mientras que el pantalón lo recreó con los dos rosetones con cintas que le son propios. A su vez, la camisa la representó con sus rosetones típicos, aunque sólo es visible el de la manga derecha, mientras que la manteleta, que en la realidad suele ser de seda bordada con puntillas, la recreó correctamente, dispuesta sobre el hombro izquierdo de la figura y con vistosos adornos perimetrales. Por su parte, la banda, como es típico, la representó también sobre el hombro izquierdo y bajando hacia el costado derecho, recreando en su frente un bordado de la parrilla de San Lorenzo, decoración habitual de las bandas de Danzante. El pañuelo lo representó Azpeitia correctamente anudado, en el lado derecho de la cabeza, al contrario que los cachirulos. Desde luego, la escultura se caracteriza por su gran realismo, que puede ser calificado de “anecdótico” dado el detallismo con que esta acabada, característica fundamental que, por deseo expreso del Ayuntamiento, debía tener la obra según las bases del fallido concurso de 1986 y que se mantuvo en el encargo a José Azpeitia. Desde luego, a través de esta obra, Azpeitia demostró sus grandes dotes como artista académico, derivadas tanto de sus propias cualidades personales como de su sólida formación en la Escuela de Artes y Oficios de Valencia y sobre todo en las Escuelas de Bellas Artes de Valencia y Madrid. De hecho, en esta obra se mostró como un sólido dominador de la figuración tradicional, no sólo por su realismo, muy verosímil, sino sobre todo por su gran capacidad compositiva, por sus dotes para crear una figura bien proporcionada, dispuesta en una postura compleja y en pleno movimiento.
Bibliografía: ALMUNIA, J. A., “El monumento a los danzantes a la plaza del Justicia”, en El Periódico de Huesca, 16 de enero de 1985, p. 3. ALVIRA, J., “Los oscenses fueron protagonistas. Inaugurado, con la presencia de cientos de personas, el monumento a los Danzantes”, en Diario del Altoaragón, 24 de abril de 1991, p. 5 y portada. ANÓNIMO, “Huesca tendrá una calle y un monumento a los danzantes”, en El periódico de Huesca, 14 de septiembre de 1984, portada. ANÓNIMO, “San Lorenzo figurará en el monumento a los danzantes”, en El Periódico de Huesca, 18 de septiembre de 1984, p. 3. ANÓNIMO, “Sin danzantes no habría fiestas”, en Diario del Altoaragón, 10 de agosto de 1991, p. 11. BALLARÍN, R., M., “Blanca Merchán se siente satisfecha de su obra y ha procurado no alejarse de la personalidad del literato”, en El Periódico de Huesca, 23 de abril de 1983, p. 8. MERCHÁN, B., “El monumento a los danzantes”, en Diario del Altoaragón, 12 de octubre de 1986), p. 12. PUEYO, L., “Los danzantes de Huesca tendrán su monumento”, en Diario del Altoaragón, 18 de enero de 1986, p. 4. www.danzantesdehuesca.es www.gremiodeartistasfalleros.com
Ficha: Javier Martínez Molina
Biografía del autor: José Azpeitia Ureña es un destacado escultor y artista fallero. Nacido en Madrid el 19 de Septiembre de 1936, de muy niño se trasladó a vivir a Valencia con su familia, donde se formó como escultor, completando posteriormente sus estudios de Bellas Artes en Madrid. En 1961, al terminar la carrera, regresó a Valencia para trabajar con el escultor y maestro fallero Octavio Vicent, con quien colaboró en la realización del Monumento al Maestro Serrano. Poco después alquiló una nave en Xirivella y realizó sus primeras fallas propias en 1962. En 1966 recibió la Tercera Medalla Nacional de Escultura, lo que afianzó su prestigio como escultor solvente y de calidad, dotado de grandes cualidades para la ejecución de una plástica realista, sobre todo en el campo de la escultura de gran formato y en el del monumentalismo fallero, ámbito en el que destaca por ser un academicista nato pero a la vez un inteligente dominador de la caricatura. Poco a poco fue afianzándose como un destacado artista fallero, lo que le llevó a adquirir una nave en la Ciudad Fallera, que estrenó en 1970. En las tres décadas posteriores siguió dedicándose a la realización de fallas, siendo la última que realizó del año 2003. Desde entonces se dedica en exclusiva a la realización de trabajos escultóricos. En el campo de la docencia, cabe destacar que fue profesor de la Escuela de Artes y Oficios de Valencia a partir de 1969 y posteriormente lo fue también de la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, centros docentes donde pudo difundir sus sólidos conocimientos escultóricos en el ámbito de la figuración realista y académica. Dentro de esta tendencia, que ha puesto en práctica a lo largo de su carrera tanto en piezas de pequeño formato como en grandes encargos de carácter público o privado (imaginería religiosa y pasos procesionales), se enmarcan precisamente obras de carácter público como su Monumento a los Danzantes de Huesca (1990-1991) o el más reciente Monumento a San Vicente Ferrer de Torrella (Valencia).